Después de tantos y tantos años sin saber de ella, pensando que se
abría casado con el hombre más rico del pueblo, o quizás, con el más rico de la
zona, resultaba que no. Que todo lo que él creía que había pasado, había
desaparecido.
O más bien, había aparecido de nuevo.
Christina, su Christina, estaba viva. Bueno, era una mujer loba, pero
estaba viva. Su Christina…
-¿Me ayudarás o no?
La voz de Lorenzo despertó de sus pensamientos al vampiro, que parecía
que en cualquier momento se iba a desmayar.
Pero de repente, cayó en la cuenta de algo. Se puso rígido y miró
inquisitivamente al hombre lobo.
-Me estás engañando. Christina no es tu hermana, y mucho menos una
mujer loba. Ella nunca me había contado nada, y a ti nunca te vi con ella. Así
que Lorenzo, se sincero. Y no me mientas.
El hombre lobo lo miró y bajó la cabeza cabizbajo. No sabía cómo decírselo
o demostrárselo para que lo ayudase. Decía la verdad. ¿Para qué mentir? Sí,
odiaba a ese estúpido chupasangres, pero eso no quita que quiere a su hermana,
su hermanita. Su pequeña hermana que ahora está secuestrada por aquel
asqueroso.
-No tengo como demostrarlo, pero es la verdad. Tienes que ayudarme. Si
consigues rescatarla sana y salva haré lo que quieras.
Jason miró al hombre lobo con detenimiento, parecía sincero. Con todas
esas, tendría que andarse con pies de plomo. Estaba en un terreno peligroso.
-Está bien, te ayudaré a recuperar a tu “hermanita”. –Acentuó mucho la última
palabra, dando a decir que le llamaba así por no llamarla de cualquier otra
forma, dudando de que la joven fuese su hermana. -Pero necesitaré cosas.
El lobo sonrió y le dio un papel con una dirección y un nombre. Jason
lo desdobló con cautela y se quedó atónito. Aquello iba a ser difícil. Apenas
conocía a ese vampiro, pero a su vez si lo conocía.
Era y es el vampiro más temido en los Estados Unidos. No solo en la
ciudad. Si no en completo. Es fuerte, astuto, malvado. Nadie es capaz de
enfrentarse a él. Nadie lo conoce lo suficiente.
Pero como bien decía Lorenzo. Él es el único que lo puede ayudar.
Ya que Rephaim era su padre.