"No importa que llueva, si estoy cerca de ti..."
-Otra canción relacionada con amor. Pues mira tu que bien. El amor es precioso.
Leire apagó la radio y suspiró. Estaba hundida, y esas canciones no la ayudaban a ser feliz. Hacía ya un mes que Carlos y ella habian roto. Pero ella aun no lo había superado.
Y no creia poder hacerlo nunca.
Se levantó de la cama y se miró al espejo. Tenía ojeras. Y muy marcadas.
-Soy un autentico desastre.
Se maquilló un poco para ocultar cualquier rastro de las lagrimas de esa noche, se cambió de ropa y se hizo una coleta antes de bajar al mismo de bar de todas las mañanas.
Si, ella sabia que no debería de ir allí. Ya que aquel bar está lleno de recuerdos para ella.
En aquel bar lo conoció, en aquel bar pasaron muchas mañanas y tardes, en aquel bar... El la dejó.
Cuando llegó a aquel bar se sentó en el mismo sitio de siempre, sin mirar a las demás personas que allí charlaban animadamente y desayunaban.
El camarero le trajo un café como el de siempre. La conocian. Y no hacía falta que dijese siempre su pedido.
-Gracias.
Dijo la joven con una leve sonrrisa.
Ellos no tenian la culpa de la desgracia de la chica. Y ella intentaba que no se notase. Aunque sin mucho éxito.
-¿Puedo sentarme?
Un joven. Alto, de cabello castaño, con ojos de color verde almendrado, el pelo engominado y vestido con unos vaqueros y una sudadera señalaba la silla que estaba frente a la joven.
Esta no pudo más que afirmas. Las palabras no conseguian salir de su boca.
-Leire. Necesito hablar contigo. -Dijo el joven mientras se sentaba.
No dejaba de mirarla. Era como si llevase años sin verla.
-Carlos. Me dijiste que no me querías volver a ver.
-Lo se, pero es que desde que pasó aquello, en el que te dije todo eso. No pude dejar de pensar en ti ni un solo minuto. Te echo muchisimo de menos, Leire. Y se que estás en todo tu derecho de mandarme a la mierda. Se que fui injusto contigo. Injusto con lo nuestro. Y ahora me doy cuenta. Si. Lo se. Puede que sea tarde. Puede que ya estes con otro chico que te haga más feliz que yo. Incluso más guapo. O ya puestos. Con alguien que tiene trabajo estable, con el que ya no tengas por que preocuparte en llegar a fin de mes. Alguien lo opuesto a mi. Pero Leire. Yo... Aun te amo.
El joven agachó la cabeza e intentó ocultar sus lagrimas. La quería. Si que la quería.
Leire, por otra parte. Estaba en estado de shock. Le llevó un buen rato hablar. Pero cuando lo hizo, fue concisa.
-Nunca habrá nadie mejor que tu, Carlos.
Este la miró y vió la cara de la chica. Estaba sonrriendo levemente y una pequeña lagrima discurria por su cara.
-¿Me perdonas?
-Siempre te perdonare, mi amor.
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