martes, 3 de diciembre de 2013

Alexander y Megan. 2. No entiendo nada

Cuando desperté me encontraba en el hospital. Y al darme cuenta de donde me encontraba, recordé por que estaba aquí.
-No estoy muerta...
Me encontraba sola en la habitación, me levanté de la cama y salí al pasillo. Una enfermera que pasaba por allí me instó en que volviese a la cama, que iba a avisar al doctor. Yo le insistí en que quería saber si estaba bien Alex. Me miraba sin comprender.
Al final, volví a la habitación a regañadientes y me senté en la cama. Estaba algo mareada por haberme levantado así. Pero no tenía pensado admitirlo.
-Toc toc. ¿Se puede?
El rostro de mi queridísima hermana se asomó por la puerta y vino casi corriendo a darme un abrazo.
-Hay enana. Que susto nos has dado. Nos ha dicho el doctor que ha sido un bajón de azúcar. Así que ya sabes. Hay que tomar más Coca Cola!!
¿Bajón de azúcar? ¡¿Que?!
-Mamá está abajo, hablando con el chico que te encontró en el bosque. Tuviste suerte de que apareciese él por allí. El doctor Smith ha dicho que llegaste con la tensión por el suelo. Que estabas palidísima y que parecías muerta. Si no llegase a ser por que tenias pulso, ¡Se podría pensar que lo estabas! Menos mal que todo esto solo quedó en un susto, Meg. Pero menudos sustos nos pegas.
Me abrazó otra vez fuertemente, casi parecía que quería fusionarse conmigo. Le devolví el abrazó como pude. Me dio un leve beso en la mejilla y salió de la habitación como alma que lleva el diablo.
Busqué mi móvil por todas partes, y al final lo encontré en una bolsa que estaba en el armario. Justo a su lado, había un cargador. "Kathy..." fue lo primero que pensé al verlo. En mi hermana mayor.
-Hola, princesa. Venía a ver que tal estabas. Me han dicho que un rubiales te encontró en el bosque y tenía que saber que tal estabas. 
Me giré en redondo y vi a Kellan entrando por la puerta. Corrí a su encuentro y le dí un fuerte abrazo. 
-Kellan! Cuanto me alegro de verte. -Le dí un leve beso en los labios y me separé de el. -Pero está mi madre por ahí. ¿No tienes miedo de que te vea?
-Que va! Además, acaso su hija no puede tener amigos?
Amigos. Siempre amigos. ¿Acaso no puede ser esto una relación normal? Después de casi un año juntos, para el resto del mundo solo somos dos buenos amigos. ¿Es esto normal? NO! Estaba empezando a cansarme de esto. Pero lo quería, y por eso me sentía incapaz de decir nada. 
-Princesa... -Me abrazó otra vez y me besó en la frente. -Sabes que te adoro. 
Adorarme. Un "Te amo" es mucho para ti? 
-Lo sé, peque. 
Su móvil comenzó a sonar, me hizo un gesto de "Tengo que contestar" y salió de mi habitación. Suspiré y conecté el móvil a la corriente. Una vez encendido, empezó a vibrar como un loco. Tenía cientos de Whatsapp y de llamadas perdidas. 
Llamadas de mi madre, de mi hermana, de Kellan, de mis amigas... y de Alex no tenía nada. 
¿Donde demonios se había metido?

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