martes, 27 de marzo de 2012

La carrera de la muerte

Sucedió todo tan rápido que me llevó bastante tiempo asimilarlo. El cuentakilómetros marcaba 180, la radio sonaba a todo volumen con un tema del Guetta. Las luces de la calle pasaban como lineas que dejaba tras de mi. Los árboles eran una simple mancha de verde y marrón. Todo quedaba atrás menos ese estúpido Porche azul. Que se empeñaba en adelantarme. No podía dejar que me ganase. Así que aceleré un poco mas y le dí caña a mi BMW. Pero cuando me quise dar cuenta. Una curva se cruzó ante mi. Me comí la curva y bajé por el terraplén dando vueltas de campana. Paró de dar vueltas cuando llegó a mitad de una carretera de mas abajo. Seguía viva. Pero no se como hice, que miré a lo lejos, y vi unas luces acercarse a toda velocidad. A partir de ahí no recuerdo nada.
Cuando abrí los ojos todo eran luces y sirenas, mas algo de barullo por la gente que se empezaba a arremolinar alrededor del coche. Me levanté y miré a todos. Había una docena de policías, y unos cuantos enfermeros. Uno de ellos estaba con Erik. Mi novio. Parecía que estaba histérico. Me intenté acercar a el, pero cuando llevaba unos pasos noté como si alguien me hubiese dado una descarga en el pecho. Grité de dolor. Pero nadie me hacia caso. Todos miraban con estupor a un par de médicos que estaban detrás de mi coche. Si es que se le podía llamar coche, por que estaba destrozado. ¿Que estarían haciendo? Me acerqué a mirar y fue entonces cuando lo vi. Estaban intentando reanimar a una chica joven. Y esa chica. Era yo.
¿Estaba muerta? ¿Como podía estar muerta? Me miré. Yo me veía entera. Pero... ¿Y si era un fantasma? No me quería morir, ¡no podía estar muerta! Tenía que vivir.
Los enfermeros estaban cargando otra vez las planchas. Las pusieron sobre mi cuerpo malherido y sentí otra vez ese dolor de antes. Pero esta vez noté que algo tiraba de mi con fuerza hacia mi cuerpo y me introduje dentro.
Fue en ese momento en el que empecé a sentir un grave dolor por todo el cuerpo. Especialmente en la cabeza y en un brazo. Abrí los ojos y fui consciente de todo. No estaba muerta.