miércoles, 18 de septiembre de 2013

Alexander y Megan. 1 - Sombra Nocturna

-¡Alex! ¿Donde diablos te has metido?
Camino lentamente atisbando levemente donde estoy pisando. La tierra está blanda y húmeda. Las ramas bajas de los árboles y las raíces que sobresalen del suelo ya me han provocado algún rasguño en piernas y brazos. A cada momento se ve menos, y mis esperanzas de encontrar a Alex y de salir antes de oscurecer del todo se apagan poco a poco.
-¡Vamos Alex! ¡No te escondas! ¡Esto no me parece divertido!
Sigo caminando un poco más a tientas cuando escucho unos pasos acercarse por un lado. Las pisadas se acercan cada vez más, y solo espero que sea él. Las pisadas, de repente, se detienen a una distancia en la que se me hace imposible reconocerlo. 
-¿Alex?
No contesta.
Me acerco levemente a donde se suponía que estaba él, un pequeño resquicio de luz entra entre las ramas y puedo ver sus zapatos y pantalón. Lo que veo son unos vaqueros y unas botas de montaña. Lo que Alex llevaba puesto eran unos tenis. 
Me alejo poco a poco procurando no hacer ningún ruido que me delate. Pero es imposible. Al primer paso que doy hacía atrás las hojas secas del suelo crujen bajo mis pies. Entonces, al ver que me va a ser imposible escapar sin hacer ruido, opto por correr. 
Las ramas me rascan en brazos y cara. Tropiezo unas cuantas veces, rebozandome en el suelo. De repente, algo me tira al suelo y se queda sobre mi. Una mano me tapa la boca. Lo primero que se me viene a la mente es que es el hombre que intentaba dejar atrás. 
-Megan, shh, no digas nada. 
¡Alex! Me giro y veo levemente la silueta de su cara. Empiezo a llorar feliz. Nunca pensé que estaría tan feliz de verlo, y más encima mía.
-Megan. -Hablaba tan bajo que casi no me entero. -Vamos a salir de aquí, pero creo que tu también te encontraste con alguien. 
-¿Quienes son?
-No lo sé, pero hace hace horas me pusieron una pistola en la frente. Me llevaron a una cabaña y cuando supieron que no estaba solo, salieron todos. Yo supuestamente quedaba atado, pero conseguí soltarme. Vamos, dame la mano y sígueme. Creo que sé como salir de aquí. 
Nos levantamos del suelo haciendo el mínimo ruido y comenzamos a andar. Mucha gente en estos momentos estaría llamando por teléfono para pedir ayuda. Nosotros lo hubiésemos echo si no fuese por haber malgastado la batería, yo en jugar al Candy Crush y el con uno de coches. 
-Alex, estoy muy asustada. 
Se paró en secó y se giró para mirarme. La luna había salido, y algo de su luz iluminaba el bosque con un leve encanto. Alex me cogió la cara con ambas manos y se acercó a mi.
-Megan. Se que no te lo puedo asegurar. Pero si mi vida depende de ello, saldrás de aquí bien. Te lo prometo. 
-Pero no quiero que te suceda nada. No podría sentirme bien si yo salgo bien de aquí y tu no. 
Me besó en la frente y me abrazó. Luego volvió a tirar de mi y continuamos lentamente. 
Al cabo de unos minutos, o una hora, no estaba segura, escuchamos pisadas que nos seguían de cerca. Alex empezó a correr tirando de mi, por lo que yo no se si corría o mas bien tiraba de mi. 
Instantes después pude ver unas luces a lo lejos. ¡El pueblo! Si podía, aún corría con más rapidez. Ya quería llegar al pueblo y refugiarme en mi habitación. Quería abrazarme a Alex feliz por haber salido de allí bien los dos. Así que corrimos. 
Salimos del bosque, pero aún quedaba un tramo hasta el pueblo. Estábamos en un campo abierto. Con bastante claridad. Nos miramos pensando que ya casi estaba. Ya poco faltaba. Pero de repente...
Un disparo. Nos quedamos quietos. Como si hubiésemos chocado contra una pared. 
-Chicos. No os mováis, no hagáis nada u os mato a los dos.
Miré a Alex y tenía la mirada triste. 
-Mire. No queremos problemas. Solo queremos volver a casa. 
-¡DE AQUÍ NO SE MUEVE NADIE A MENOS QUE LO DIGA YO!
Me estremecí del miedo y empecé a llorar. Esto me sobrepasaba. No podía con ello. El pulso me iba a cinco mil por hora. La vista, se me empezó a nublar. Y lo único que recuerdo antes de desvanecerme y perder la consciencia, fue a Alex mirarme con preocupación y cogerme antes de caer. 

 
 

lunes, 9 de septiembre de 2013

Lorenzo y Jason. 6. Amor... Odio?

.¿Padre?
Jason miraba a su padre bajo el umbral de la puerta. El hombre, lo miró con los ojos como platos y al cabo de un minuto, se acercó a el y le dio un fuerte abrazo.
-Hijo mio. ¿Como has sabido de mi? Te he echado tanto de menos. No sabes cuantas veces e pensado en ti. Cuantas veces me he preguntado si alguna vez me querrías volver a ver.
-Te conocen en toda Nueva York, padre.
Se soltaron del abrazo en el que se encontraban y entraron al salón.
-Y dime hijo. ¿Cual es el motivo de tu visita?
-Nada en particular, padre. Solamente quería hablar con vos, os e echado de menos, padre.
Mentía. Pero Rephain no lo podía notar, ya que la sangre no corría por sus venas, no tenía tics ni nada que lo pudiese delatar. Y si aun hubiese algo que lo pudiese delatar, como gestos. James había aprendido a disimularlos a lo largo del tiempo.
-Y dime hijo mio. ¿Que fue de tu madre cuando me fui?
Los recuerdos de aquellos años volvieron a su mente como un flash. Su madre, Sophia, lloraba tumbada en cama. Casi no prestaba atención a su hijo. La gente del pueblo la empezó a mirar mal. A difamar sobre ella. Decían que ella había matado a su marido y lo había enterrado en algún lugar. Otros se aventuraban a decir que era una bruja y que lo había transformado en otro animal. Pero lo que mas le dolía a ella, eran los que decían que se había ido en busca de otras mujeres por que ella al ser una simple sirvienta no merecía nada. Meses después, ya no lo soportaba más. James veía como su madre se apagaba día a día. Un año después de marchar su marido, Sophia se suicidó, se ahorcó. El joven James, de tan solo 5 años de edad, fue acogido en la casa de su tía. En la que creció hasta que su padre le anuló la posibilidad de vivir una vida normal.
-Creo que lo sabes perfectamente, padre.
Asintió.
-Hijo mio. Quiero que sepas que no fue decisión mía. Tenia que hacerlo. Espero que algún día puedas perdonarme lo pasado en aquella época. Es más, quise volver a por ti, tantas y tantas veces, pero no podía. No sabía controlar mi sed. Y tenía tanto miedo de matarte.
-¿Y entonces por que volviste, padre? ¿Querías convertirme? ¿Querías que pasara la inmortalidad a tu lado?
-Claro que quería, hijo mio. Siempre fuiste lo mejor de mi vida. Tu y tu madre.
James se levantó del asiento y miró furioso a su padre.
-Tenía planes. ¿Lo sabias? Iba a pedirle matrimonio a una joven. Iba a montar una familia con ella. Estábamos enamorados, incluso. Y tu... Tu, padre. Me arrebataste aquel futuro pensando que quería vivir eternamente a tu lado. ¡Como pudiste siquiera pensar que yo querría la misma vida que tú!
James dio un fuerte puñetazo sobre la mesa y la partió.
Los gritos se escuchaban incluso en la habitación contigua. En la cual se encontraba Christina. Escuchaba todo claramente. E incluso fue capaz de reconocer la voz del joven que discutía con su raptor.
Era el joven que un día desapareció de su vida. Sin más, sin dejar rastro. El joven que le había prometido que se casaría con ella. Que iba a pedir su mano a su padre.
Ella pensaba que había huido en un ataque de cobardía. Pero se alegró a la vez que se cabreaba al saber la verdad.
Por mucho que lo quisiese, ella era Loba. Vampiros y Hombres lobo no pueden quererse. Va contra las reglas. Y pueden traer muchos problemas.

jueves, 5 de septiembre de 2013

NOTICIAS

Se que hace meses que no escribo ninguna entrada nueva. Lo se... Lo se... NO ME MATEIS!! JAJAJAJA
Estube algo liadilla. Pero espero poder pronto subir mas relatos nuevos y seguir con "Lorenzo y Jason".
Os ire avisando de todo por mi twitter a los/as que me sigais pero no entreis mucho por blogger.
Os espero proximamente con mas relatos!!!
Bye bye :)