lunes, 9 de septiembre de 2013

Lorenzo y Jason. 6. Amor... Odio?

.¿Padre?
Jason miraba a su padre bajo el umbral de la puerta. El hombre, lo miró con los ojos como platos y al cabo de un minuto, se acercó a el y le dio un fuerte abrazo.
-Hijo mio. ¿Como has sabido de mi? Te he echado tanto de menos. No sabes cuantas veces e pensado en ti. Cuantas veces me he preguntado si alguna vez me querrías volver a ver.
-Te conocen en toda Nueva York, padre.
Se soltaron del abrazo en el que se encontraban y entraron al salón.
-Y dime hijo. ¿Cual es el motivo de tu visita?
-Nada en particular, padre. Solamente quería hablar con vos, os e echado de menos, padre.
Mentía. Pero Rephain no lo podía notar, ya que la sangre no corría por sus venas, no tenía tics ni nada que lo pudiese delatar. Y si aun hubiese algo que lo pudiese delatar, como gestos. James había aprendido a disimularlos a lo largo del tiempo.
-Y dime hijo mio. ¿Que fue de tu madre cuando me fui?
Los recuerdos de aquellos años volvieron a su mente como un flash. Su madre, Sophia, lloraba tumbada en cama. Casi no prestaba atención a su hijo. La gente del pueblo la empezó a mirar mal. A difamar sobre ella. Decían que ella había matado a su marido y lo había enterrado en algún lugar. Otros se aventuraban a decir que era una bruja y que lo había transformado en otro animal. Pero lo que mas le dolía a ella, eran los que decían que se había ido en busca de otras mujeres por que ella al ser una simple sirvienta no merecía nada. Meses después, ya no lo soportaba más. James veía como su madre se apagaba día a día. Un año después de marchar su marido, Sophia se suicidó, se ahorcó. El joven James, de tan solo 5 años de edad, fue acogido en la casa de su tía. En la que creció hasta que su padre le anuló la posibilidad de vivir una vida normal.
-Creo que lo sabes perfectamente, padre.
Asintió.
-Hijo mio. Quiero que sepas que no fue decisión mía. Tenia que hacerlo. Espero que algún día puedas perdonarme lo pasado en aquella época. Es más, quise volver a por ti, tantas y tantas veces, pero no podía. No sabía controlar mi sed. Y tenía tanto miedo de matarte.
-¿Y entonces por que volviste, padre? ¿Querías convertirme? ¿Querías que pasara la inmortalidad a tu lado?
-Claro que quería, hijo mio. Siempre fuiste lo mejor de mi vida. Tu y tu madre.
James se levantó del asiento y miró furioso a su padre.
-Tenía planes. ¿Lo sabias? Iba a pedirle matrimonio a una joven. Iba a montar una familia con ella. Estábamos enamorados, incluso. Y tu... Tu, padre. Me arrebataste aquel futuro pensando que quería vivir eternamente a tu lado. ¡Como pudiste siquiera pensar que yo querría la misma vida que tú!
James dio un fuerte puñetazo sobre la mesa y la partió.
Los gritos se escuchaban incluso en la habitación contigua. En la cual se encontraba Christina. Escuchaba todo claramente. E incluso fue capaz de reconocer la voz del joven que discutía con su raptor.
Era el joven que un día desapareció de su vida. Sin más, sin dejar rastro. El joven que le había prometido que se casaría con ella. Que iba a pedir su mano a su padre.
Ella pensaba que había huido en un ataque de cobardía. Pero se alegró a la vez que se cabreaba al saber la verdad.
Por mucho que lo quisiese, ella era Loba. Vampiros y Hombres lobo no pueden quererse. Va contra las reglas. Y pueden traer muchos problemas.

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