lunes, 30 de abril de 2012

Lorenzo y Jason. 1. Una pelea encarnizada

Sacó el cuchillo de su funda y la empuñó contra su atacante. El cuchillo con cada movimiento del joven cortaba el aire y emitía unos pequeños destellos luminiscentes en aquella oscuridad. Aquel callejón quedaba oculto para la gente, que pasaba cerca pero, como es típico en la ciudad de los rascacielos, iban tan apurados que no se paraban a observar nada.
El joven volvió a mover el cuchillo, intentando atacar a su enemigo. Pero tenía que buscarle el punto. A esos seres no se les puede matar de cualquier forma. Tenia que clavárselo en el corazón.
El ser rugió y se abalanzó sobre el joven. Que a su vez atacó con su cuchillo de plata a aquel hombre lobo. Tenía que matarlo. Pero era difícil.
-Vamos, bestia inmunda. Tienes que morir!-Le gritaba el joven de pelo negro.
El hombre lobo rugía y embestía con gran potencia sobre el joven, pero este último, tenía muy buenos reflejos y gran velocidad, por lo que los esquivaba siempre.
-Asqueroso chupa sangres, no voy a morir yo. Morirás tú. Y morirás bajo mis garras.
-Eso ni lo sueñes, chucho asqueroso.
Se volvieron a atacar, el vampiro incluso intentaba incarle sus colmillos y matarlo con su veneno. Pero el hombre lobo esquivaba todos los ataques.
Un ruido sobresaltó a las dos fieras. Una joven, de unos seis años, se adentró en aquel callejón y los vio. Su expresión era de temor. Acto seguido, la niña salió corriendo y llorando.
-Mamáaaa, mamáaaaaa!!
-Mierda.-Dijeron los dos a su vez.
-Tendremos que posponer esto para otro momento. Cualquiera puede vernos. Ya has visto a esa niña.-Decía el vampiro.
-Si. Lo sé. -Gruñó el lobo. -Pero si no queda otro remedio, habrá que hacerlo.
Ambos salieron corriendo en dirección al Central Park. Justo cuando sus caminos se iban a separar. Uno le dijo al otro.
-Jason, para la próxima no te escaparás de mi.
-Eso mismo puedo decirte yo, Lorenzo.-Le contestó el vampiro.
Y ambos desaparecieron ante las sombras de la noche.