miércoles, 21 de noviembre de 2012

Un arma peligrosa


La luz era tenue. Apenas se distinguía nada en aquella calle. A cada paso que daba, escuchaba más fuerte el choque de las olas contra la piedra. Algo le decía que aquel hombre planeaba algo en el puerto. Y casi pondría la mano en el fuego por ello.
Unos metros más adelante escuchó caer un barril metálico al suelo. Fue corriendo en esa dirección y como él pensaba. Estaban ante el puerto. La niebla era muy espesa, y no le dejaba ver más allá de unos pocos metros. Se cubrió tras unas cajas de madera. Aunque hubiese mucha niebla. No se podía fiar de ser descubierto.
De pronto, escuchó una conversación. A través de la niebla, casi podía distinguir dos siluetas a unos 10 metros. Reconoció la voz de uno de ellos. Era Kingsley. El fabricante de bombas que llevaba siguiendo cerca de una hora.
 -Llegas tarde. -Le decía la otra voz.
-Lo siento. Me perdí. Y con esta niebla no se ve mucho.
-Vale. ¿Lo has traído? 
-Aquí está. -El hombre se movió y le dio su mochila al otro hombre. -Ten cuidado. Que no lleve ni un solo golpe.
-Lo tendré.Justo en ese momento se escuchó un disparo y Kingsley cayó al suelo. El otro hombre salió corriendo y Jack fue tras el. El hombre lo vio y disparó. Las balas pasaron muy cerca de Jack. Una hasta le rozó y le quemó la manga del traje.
-Oh, vamos. Que esto no me lo paga nadie. 
Corrió tras el disparando, aunque cada vez se veía menos. Escuchó un portazo y fue en esa dirección. Abrió la puerta y se dio cuenta de que estaba en una gran nave. Aun no se había acabado de cerrar la puerta cuando ya tenía a 3 hombres a su alrededor apuntándole con una pistola.
El hombre con la mochila estaba justo frente a él, lo miraba riéndose. 
-Oh. Tú eres Jack. ¿Verdad? -Le pasó el arma por la cara, como acariciándosela con ella. -Oh, Jack, Jack. Tienes que comprender que yo siempre gano. Ni tú ni tus amiguitos podréis acabar conmigo nunca tan fácilmente. Chicos, sacarlo de aquí y acabad con él.
Los dos hombres empezaron a tirar de Jack y casi a llevarlo a rastras. De repente, Jack agarró el arma del que estaba a su derecha y disparó al de la izquierda entre ceja y ceja matándolo al instante. El otro hombre se intentó zafar de Jack, pero este le quitó el arma y lo disparó, a este en el estomago. El hombre calló rendido al suelo.
Entró de nuevo en el almacén, sin hacer ruido. Encontró unas escaleras que iban a unos despachos en la parte de arriba. Empezó a subir lentamente vigilando a todos lados por si le venía por detrás. Abrió la puerta lentamente y lo vio con la mochila aún encima.
-Oh, Jack. Jack. Jack. ¿No te das por vencido nunca?
-No. -Jack lo miró y creyó que lo conocía.
-Estás intentando recordarme. ¿A que si? Oh, Jack. ¿No te acuerdas? Mataste a mi hermano en mis propias narices. ¡A mi hermano!
-Stan... 
-Sí, soy Stan. Ya no te acordabas de mí. Me parece muy mal Jack. Pero ahora eso da igual. ¿Ves esto? -Y movió la mochila. -Es una bomba.  Muy peligrosa, por cierto. Si lleva un simple golpe. ¡Boom! Todo explotará por los aires. Y no querrás que todo vuele por los aires, ¿no? El almacén está cargado hasta arriba de pólvora. Jack sonrió e inclinó levemente la cabeza.
-¿Que te hace tanta gracia?
-En esa mochila no hay nada. La bomba está ya en manos de la CIA. Hace una hora, le di el cambiazo a tu amigo Kingsley. Ni se enteró
.Stan hizo el apaño de moverse y Jack lo disparó en una pierna. Cayeron al suelo él y la mochila.
-¿Me vas a matar?
-No, mucho peor. Después de curarte eso de la pierna. Irás a la cárcel. 

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